domingo, 15 de enero de 2012

MEDITANDO

Por fin, terminó la Navidad!!! Terminaron las comilonas no deseadas, recogimos los adornos de la casa, dejamos de felicitar las fiestas y el año nuevo, y nos prometimos firmemente ponernos a régimen y visitar el gimnasio de vez en cuando, para deshacernos del resultado de todos los excesos cometidos, antes de la "operación bikini". Afrontamos la cuesta de Enero con resignación, recorriendo todas las tiendas en busca de los "chollos" de las rebajas. Y vuelta a empezar, esperando a las próximas Navidades, que volveremos a cometer las mismas incoherencias de todos los años. Y lo curioso es que hay muy pocas personas a las que les gusta la Navidad, tal y como la tenemos organizada en la actualidad; pero todos estamos inmersos en esta vorágine, que nos impide actuar individualmente. Las Navidades de otros tiempos, eran diferentes, aunque ahora que lo pienso, mi recuerdo tal vez no tenga que ver nada con el que tenía mi madre, y es posible que ella tampoco tuviera tanto apego a estas fiestas y sólo aceptara la situación como inevitable, pero lo cierto es que nunca la oí quejarse, y parecía que disfrutaba igual o más que el resto de la familia. Tampoco había tanto despilfarro, tantos regalos, y por supuesto nada de Papá Noel. Entonces se daba una tregua semanal, adelantando a los Reyes Magos en su caminar por el Belén casero, hasta llegar al portal para adorar al Niño, el dia 6 de Enero; y sólo el 5 por la noche, sus majestades habían dejado los regalos, atendiendo las solicitudes de los más pequeños de la casa. Pero todo evoluciona, una veces para mejorar, y otras para darnos la impresión de que estamos perdiendo las "entendederas" y somos incapaces de asumir el cambio. Hay situaciones que no logro entender. Por ejemplo: Hace algunos años, cuando se sospechaba que alguien no decía la verdad sobre algo, las leyes, siempre tenían algún recurso, o algún método para averiguarla, y si se descubría que esa persona había cometido falta contra el octavo mandamiento, en el que dice "No dirás falso testimonio ni mentirás", era castigada según la gravedad de dicho delito. Ahora no, ya tenemos licencia hasta para matar sin que pase nada. Los asesinos de Marta Del Castillo, prácticamente se van de "rositas" con su cuerpo lleno de verdades, porque no han dicho ni una, después del largo y penoso juicio, (para la familia de Marta) y la ley ampara a estos asesinos, para que hayan dado hasta nueve versiones diferentes de lo que ocurrió el 24 de Enero de 2009. Y después de tres años, seguimos sin saber dónde está el cuerpo de Marta. Cómo es posible que las leyes estén hechas de tal manera, que puedan favorecer a los asesinos y delincuentes, que por lo que parece, tienen todos los derechos humanos, frente al resto de la población de inocentes? Y más incomprensible aún, es que no hagan nada por cambiar dichas leyes. El resultado de esta barbarie son veinte años de prisión para el asesino confeso, (No quiero pronunciar su nombre, me da asco), y la absolución para el resto de acusados, como si no hubieran tenido nada que ver en el caso; tan inocentes en el asesinato de Marta Del Castillo, como cualquier ciudadano que haya seguido puntualmente las noticias desde el sillón de su casa. Y ahora en libertad y libres de cargos, pueden volver a colaborar en el asesinato de otra niña, sabiendo de antemano que lo único que les a pasar, si los cogen, es un periodo de molestias judiciales, y que un buen día, ellos, o algún familiar cobre una sustanciosa suma por contar sus fechorías en alguna cadena sensacionalista, que no tiene escrúpulos en dedicarles su espacio televisivo, ni su presupuesto, con tal de atraer a lo peor de la audencia. Vivimos en un mundo de hipócritas; todo se hace de "cara a la galería", por hacer ver lo que en realidad no es, por conseguir lo que de otra forma nos sería negado, por no perder un estatus social, y laboral; en definitiva, por aparentar ser más que el prójimo. Nadie piensa en que nacemos solos y desnudos, y pasados unos años, morimos de la misma forma, y lo único que queda en el recuerdo de los que nos quieren, no tiene nada que ver con el aspecto físico, el cargo que desempeñemos, ni otras muchas zarandajas que inquietan a nuestro espíritu maltrecho. Y otra vez la vorágine nos impide ser nosotros mismos, por la inseguridad que supone vernos encasillados en el apartado de "bichos raros".

2 comentarios:

Rafael Serrano Ruiz dijo...

Una autentica radiografía de la realidad.Ha sido un placer encontrarte por aquí. Felicidades
Rafael

Marga_utiel dijo...

Gracias Rafael!!!
Tenía mi blog un poco desatendido, y espero retomarlo a partir de ahora, y actualizarlo.
Seguiremos en contacto.