"QUE DIOS NOS COJA CONFESADOS"

Siempre he oído decir que “la realidad supera la ficción”; pero con cada situación que corrobora este hecho, me sorprendo más, y más.

Escuchando en televisión las teorías de un psicólogo, aludiendo a una tragedia de las muchas que llenan las noticias a diario, decía que la mente humana no puede entender que haya semejantes con una maldad tan extrema, atentando contra los miembros de su propia familia, y con unos comportamientos tan aberrantes, que solo podemos justificarlos aludiendo a una enfermedad mental; y no es así, salvo en pocos casos, y por muy difícil que sea aceptarlo, simplemente son personas perversas, que han encauzado su vida por los derroteros de la maldad, utilizando su inteligencia maligna, para realizar todos los actos que se le ocurran sin ningún tipo de límites.

“El poder corrompe”, y los que lo tienen en sus manos, si están dentro del perfil perverso, puede destruir el mundo si se lo proponen.

El protagonista de este vídeo narra una serie de atrocidades inimaginables para conseguir los objetivos marcados, sin ningún tipo de escrúpulos, ni límites, para llevarlos a cabo. Y lo que es peor, que no hay posibilidad de solución.

Algo similar pasa en las diferentes políticas de los países desarrollados, aunque nunca tendremos la certeza de esta situación, y por supuesto, tampoco se podrá demostrar. A veces no nos explicamos la pasividad con que se tratan ciertos temas, sin solución durante varias legislaturas, y da que pensar si no habrá intereses ocultos, totalmente insalvables.

Porqué no se puede erradicar el hambre en el mundo, cuando hay riquezas suficientes para repartirlas entre los más necesitados, si los que manejan las riquezas tuviera un ápice de vergüenza?

Porqué no se pueden cambiar las leyes para paliar la terrible crisis económica que estamos sufriendo, si estas leyes no permiten recaudar lo que tanto necesitamos; por ejemplo enviar a los señores senadores y a los innumerables políticos innecesarios de este país a sus casas, sin indemnizaciones, ni zarandajas legales, para posibilitar que se forren, porque según mi teoría personal en economía, “dinero que no sale, es dinero que entra”, y los trabajadores de cualquier sector, cuando los despiden, sólo aspiran a cobrar un periodo de paro de corta duración, prestación nada comparable a la que reciben estos cargos políticos.

Porqué los políticos que se han aprovechado de su cargo en beneficio propio, bien haciendo uso personal del dinero en enseres, comidas, o bien malversación de fondos públicos, no devuelven lo sustraído? 

Porqué los políticos tienen asegurado su futuro, por el simple hecho de haberlo sido algunos años; en qué empleo privado te indemnizan tan generosamente, y además, siguen ocupando cargos de prestigio sin ningún tipo de incompatibilidades, cuando a cualquier funcionario público le obligan a elegir entre uno y otro?

Lo más inexplicable de los seguidores de esos líderes políticos, y de todos, es que se implican en las ideologías con tal vehemencia, que darían la vida por defender a los líderes y a todo lo que ellos representan. Craso error!!! Entre otras cosas porque ellos nunca harían lo mismo por ti, y sólo utilizan tu voto para realizar sus proyectos, coincidan o no con los tuyos. Por mucho que prometan, todos lo que los que llegan al poder, nos dan una imagen diferente de la realidad. Ya ni siquiera confío en que las rencillas entre partidos sean tales, y tal vez lleven a cabo acuerdos entre bambalinas, y lo que vemos en los medios de comunicación, sea una representación de lo que quieren y les interesa que creamos.

Presumo de tener amigos/as de diferentes ideologías políticas y religiosas, y ni por lo más remoto dejaría su amistad por algo tan banal como las ideas, sean del color que sean; lo importante son las personas, sus sentimientos, y sus obras.

Es realmente escalofriante la relación que tiene la confesión de este Sicario económico con la actualidad que está ocurriendo en Europa, y más concretamente en: Grecia, Portugal, y España.

Es difícil abstraerse de los comentarios y no sentir una gran preocupación por lo que les vamos a dejar a nuestros hijos y nietos, y lo que es peor, paso a paso, y sin darnos cuenta aún de la presente realidad. Como dice el refranero popular: "Que Dios nos coja confesados"