Un buen dia de Marzo, nos despertamos creyendo que habíamos tenido una pesadilla, pero la realidad nos convenció enseguida de que estábamos totalmente despiertos, y que ese que creíamos un mal sueño, nos iba a acompañar indefinidamente. Continuamos en la incertidumbre, con reglas contradictorias, confinamiento sumiso, jolgorio en los balcones, y ninguna evidencia gráfica de la tragedia, vivida únicamente por las víctimas, y sus familiares y amigos cercanos. Creyendo(la mayoría) que sería algo pasajero; y cuándo dieron el pistoletazo de salida, pensamos ingenuamente, que podríamos volver a nuestra vida de siempre, y la euforia de la libertad, reprimida durante tanto tiempo, nos hizo, y nos hace cometer infinidad de "troperías" incontroladas, con necias justificaciones, como si los perjudicados fueran otros. Que insensatez!!! A estas alturas, no vamos a analizar la procedencia del virus, porque de nada sirve lamentarse, si no poner remedio preventivo a la grave situación que padecemos. Pero ya se sabe, que no se puede sacar de dónde no hay, y lo que falta en grandes cantidades, es responsabilidad, madurez, y empatía. Aún así, a los optimistas siempre nos queda entreabierta una puerta hacia la esperanza.
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